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Epidemiología
El cáncer renal constituye el 3% de todas las neoplasias malignas del adulto. Es más frecuente en el varón, con una relación hombre:mujer de 2:1. El tabaco, en cualquiera de sus formas, se ha relacionado con un aumento en la incidencia del cáncer de células renales. Se ha observado un aumento de su incidencia de este tipo de tumor en pacientes con insuficiencia renal terminal y en el riñón poliquístico del adulto.
¿Qué síntomas produce?
Los principales síntomas del cáncer renal son la hematuria (expulsión de sangre por la orina) y el dolor lumbar, aunque actualmente la mayor parte de ellos son diagnosticados incidentalmente mediante ecografía o TAC realizadas por otro motivo de consulta diferente. No es rara la aparición de hipercalcemia, fiebre, hipertensión arterial o elevación de las enzimas hepáticas que desaparecen tras la extirpación del tumor.
¿Cómo se diagnostica el cáncer renal?
Las pruebas principales para el diagnóstico de estos tumores son la ecografía, el TAC y/o la resonancia magnética.
Aunque el grado histológico es el factor pronóstico más importante desde el punto de vista microscópico correlacionándose con la supervivencia en todos los estadios tumorales, el factor pronóstico aislado de mayor importancia es el estadio patológico (es decir, lo avanzado que se encuentre microscópicamente el tumor en el momento de la cirugía).
¿Cuál es el mejor tratamiento?
El tratamiento de elección es la cirugía con la consiguiente extirpación del tumor. Clásicamente, para conseguir dicho objetivo se realizaba una extirpación completa del riñón mediante una incisión más o menos amplia a nivel del abdomen o del flanco (nefrectomía total o radical). Desde hace unos años la misma técnica puede realizarse mediante laparoscopia consiguiendo el mismo objetivo pero minimizando considerablemente los efectos de una cirugía abierta, tales como el dolor postoperatorio, el resultado estético evitando amplias cicatrices, la rápida recuperación postoperatoria y el menor sangrado durante la intervención. De igual manera, cuando el paciente es monorreno, padece una insuficiencia renal, tiene un tumor renal bilateral y/o el tumor es menor de 4-5 cms, es posible practicar exclusivamente la extirpación del tumor dejando intacto el resto del riñón. Esta técnica se conoce como tumorectomía o nefrectomia parcial laparoscópica, y tiene por objeto preservar al máximo la función del riñón a la vez que se consigue la extirpación completa del tumor.
Ver vídeo de Nefrectomía Laparoscópica.
Ver vídeo Nefrectomía Parcial Laparoscópica.
En situaciones en las que la cirugía está contraindicada por las condiciones del paciente (ancianos) y el tumor es periférico y de un tamaño inferior a 3 cms, existen alternativas terapeúticas menos invasivas y con aceptables resultados en seguimientos a corto y medio plazo. Dichas opciones son la crioterapia mediante control ecográfico o laparoscópico, la radiofrecuencia, el HIFU (ultrasonidos focalizados de alta frecuencia) y ablaciones con láser o micro-ondas.
El tratamiento de la metástasis única del cáncer renal, siempre que sea posible, es la cirugía, o bien la radioterapia sobre lesión ósea única sintomática. En el caso de metástasis múltiple o inaccesible a la cirugía, está indicado el uso de los nuevos agentes inhibidores de la angiogénesis con resultados alentadores.