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Epidemiología
El cáncer de testículo es una neoplasia poco común. Representa el 1-2% de todos los tumores malignos del hombre. Actualmente es la neoplasia más frecuente en el intervalo comprendido entre los 15 y 35 años de edad.
La mayoría de los tumores germinales se originan en el testículo y menos del 10% en localizaciones extragonadales (mediastino, retroperitoneo y sistema nervioso central). La presencia de testículo no descendido (criptorquidia) localizado a nivel inguinal se asocia a un incremento de la incidencia de tumor germinal en 10 veces, mientras que la permanencia del testículo dentro del abdomen multiplica la anterior cifra por 6. Uno de cada cinco pacientes con criptorquidia unilateral y cáncer testicular desarrollará el tumor en el testículo contralateral.
Hoy en día, existe el consenso de que todos los tumores germinales se originan a partir de la neoplasia germinal intratubular (carcinoma “in situ”). Su período de transformación a una neoplasia invasiva se estima en unos 5 años. Aproximadamente la mitad de los tumores germinales son del tipo seminoma (TGS), variedad que suele aparecer entre los 25 y 45 años, con una incidencia máxima a los 35 años. Las restantes variedades de tumores germinales, englobadas bajo el nombre de tumores germinales no seminomatosos (TGNS), aparecen en general entremezcladas entre sí. Su incidencia se sitúa en una edad más temprana que el grupo de los TGS (15 a 30 años).
¿Cómo se diagnostican?
El síntoma principal del TGT (tumor germinal testicular) es el incremento del tamaño testicular, que suele ser indoloro. El dolor lumbar es una forma de debut menos frecuente que, al no relacionarse directamente con patología testicular, produce diagnósticos tardíos.
Una ecografía testicular y la dosificación en sangre de la alfafetoproteina (AFP) y de la cadena beta de la hormona gonadotrofina coriónica (BHCG) son suficientes para confirmar la presencia de un tumor, sospechado o no por la palpación clínica, en más de un 90% de ocasiones.
En general, la TC es capaz de diagnosticar un 75% de los casos con metástasis retroperitoneales. La cifra restante está compuesta por pacientes con afectación muy pequeña o microscópica de los ganglios. A nivel del tórax, la exploración inicial es la radiografía de tórax con visión frontal y de perfil. En los enfermos con TGNS, ésta debe completarse con una TC torácica.
¿Cuál es el tratamiento?
La primera maniobra terapéutica universal para todos los TGT es la realización de una orquiectomía reglada por vía inguinal. El tratamiento posterior depende de la histología (TGS vs TGNS), estadificación y factores pronóstico presentes en cada caso. En caso de ser necesario, el tratamiento posterior se basa en ciclos de quimioterapia sistémica.