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Epidemiología
El cáncer de vejiga es el tumor más frecuente del tracto urinario. Aproximadamente el 80% de los pacientes con cáncer de vejiga presentan la enfermedad confinada a la mucosa o sub-mucosa sin evidencia de infiltración de la capa muscular.
Constituyen grupos de riesgo los trabajadores de las siguientes industrias: imprenta, hierro y procesado de aluminio, pinturas industriales, gas y alquitrán. Otro factor de riesgo importante es el tabaco, el cual triplica el riesgo de desarrollar cáncer de vejiga.
¿Qué síntomas produce?
La hematuria es el hallazgo más común de los tumores vesical no músculo invasivos. El aumento de la frecuencia miccional, escozor miccional o urgencia podrían ser síntomas de la existencia de un CIS (carcinoma in situ).
¿Cómo se diagnostica?
Mediante la urografía intravenosa los tumores de gran tamaño pueden aparecer como defectos de replicación en la vejiga. También se utiliza esta técnica para diagnosticar tumores del tracto urinario superior o hidronefrosis. En muchos centros el uro-TAC se usa como una alternativa a la urografía intravenosa convencional.
La ecografía abdominal permite visualizar las masas renales, detectar hidronefrosis, y visualizar lesiones de la pared vesical. Combinada con la radiografía simple puede ser tan adecuado como la urografía en el diagnóstico de la hematuria.
La citología urinaria consiste en el examen de orina en búsqueda de células tumorales obtenidas durante la micción. Es de utilidad cuando se sospecha la presencia de CIS o cáncer de alto grado. La positividad de una citología puede indicar la presencia de un tumor urotelial en cualquier lugar del tracto urinario. La coexistencia de infección de orina, cálculos, o una escasa muestra de células exfoliadas puede falsear las interpretaciones.
La cistoscopia es la técnica diagnóstica de elección para confirmar la existencia de un cáncer de vejiga. Se realiza de forma ambulatoria y puede obviarse si la ecografía o la urografía intravenosa han sido concluyentes.
¿Cómo se trata el cáncer de vejiga?
El tratamiento inicial del cáncer de vejiga consiste en la resección transuretral del tumor (RTU). Esta intervención quirúrgica se realiza mediante anestesia general o raquídea. El paciente suele permanecer ingresado en el hospital 48-72 horas hasta que se retira la sonda y es dado de alta hospitalaria. El material extraído mediante la RTU es enviado para estudio del patólogo. El informe de anatomía patológica describe el tipo histológico del cáncer de vejiga, el grado de la lesión, y la profundidad de la invasión del tumor en la pared vesical. Una RTU completa y correcta es esencial para el pronóstico del paciente.
Durante las 6 primeras horas tras la intervención el paciente recibe una instilación intravesical de Mitomicina C 40 mg con la intención de eliminar posibles células tumorales y disminuir así la probabilidad de recidiva.
En los cánceres no músculo invasivos, con objeto de calcular el riesgo de recidiva (reaparición del tumor) y de progresión (el cáncer que no infiltraba la capa muscular de la vejiga puede evolucionar con el tiempo a cáncer músculo invasivo) se estudian 6 parámetros macro y microscópicos del tumor, y tras otorgarles una puntuación se pueden clasificar los cánceres en tres grupos de riesgo (alto, intermedio y bajo riesgo).
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El seguimiento del paciente diagnosticado de cáncer vesical no músculo-invasivo obliga a la realización de cistoscopias y citologías periódicas con objeto de diagnosticar la recidiva lo más precozmente posible en caso de que ésta apareciera.
El tratamiento del cáncer no músculo-invasivos de alto grado o del CIS precisa de la instilación periódica semanal de BCG intravesical durante un ciclo de inducción que dura 6 semanas, y posteriormente un ciclo de mantenimiento durante un tiempo no definido con objeto de mantener el beneficio inmunoregulador de dicho fármaco. La probabilidad de progresión de este tipo de cánceres es elevada por lo que es necesario un seguimiento estricto.
El cáncer músculo-invasivo precisa de la extirpación completa de la vejiga para su curación. La cistectomia radical con linfadenectomia pélvica ampliada constituye actualmente la opción terapéutica de elección en el tratamiento del cáncer vesical músculo-invasivo. Con objeto de re-establecer la continuidad del tracto urinario, se puede practicar una sustitución vesical con ileon (tipo Studer), con lo que el paciente recuperaría su micción habitual a través de una nueva vejiga creada con un tramo de su propio intestino delgado; o bien practicar una derivación urinaria cutánea no continente (tipo Bricker), precisando de una bolsa de urostomia para la recogida de la orina conectada a piel.
Ver vídeo de Cistectomía Radical Laparoscópica.
Ver vídeo de Linfadenectomía Pélvica Ampliada Laparoscópica.